En el siguiente artículo: "Periodismo Ciudadano" se muestra lo que piensa Dan Gillmor respecto sobre qué sucederá con el futuro del periodismo. La visión que tiene al respecto puede ser acertada en cuanto se basa en las actuaciones tendenciales de las personas o mejor dicho de la sociedad, basándose inconscientemente en elementos de su identidad.
Si esto fuese cierto, lo que espera para una humanidad que vive con necesidad de informarse constantemente sería caótico y plantearía importantes problemas éticos. El principal (podríamos estar toda una tarde pensando miles y miles y deduciendo más a partir de ellos) sería que viviríamos insertos en la mentira.
Considerando que el día de hoy se ha sabido de mucha información periodística errónea o también falsa y mal intencionada de frentón -también faltas de objetividad- o al menos si no hay ejemplos que ronden en el inconsciente colectivo se sospecha de ello, debido a la mediocridad profesional que abunda en la mayoría (y en las mayorías en general) , debemos preguntarnos entonces a partir de lo expuesto por Dan Guillmor, ¿Qué pasará en un futuro donde quienes difundan la información no sean profesionales, si ya los profesionales son malos? La información que no tiene un tratamiento profesional -alejado de las pasiones, de los puntos de vista particulares, de los propios gustos, de la objetividad, de la buena redacción y ortografía, calidad de imagen y sonido, etc- tiende a ser irresponsable y suele alejarse de la realidad.
Si esta sociedad que propone Gillmor sigue evolucionando por lógica debería volverse al punto en donde se debe pagar al que tiene información -sin ya la existencia del profesional-, y como lo que tiene calidad o pueda gustar a quienes paguen -sea su gusto o sea algo bueno como producto- serían pocos los que obtendrían dinero, lo cual llevaría a legitimizar cualquier medio para conseguir entregar información y considerando que no habrían estándares profesionales no habría o casi no habría comprobación de lo que se informa, entonces se podrían publicar muchas cosas no sólo irreales, sino que mentiras, calumnias y difamaciones.
Podría llegarse a la abundancia de este tipo de información, lo cual coronaría el reino de la mentira en este mundo, y se llegaría a terribles malos entendidos, donde la verdad sería como lo es hoy el dinero, propiedad de pocas manos, pero estas en cambio -en comparación con el dinero- serían manos justas, investigadoras y esforzadas.
Si esto fuese cierto, lo que espera para una humanidad que vive con necesidad de informarse constantemente sería caótico y plantearía importantes problemas éticos. El principal (podríamos estar toda una tarde pensando miles y miles y deduciendo más a partir de ellos) sería que viviríamos insertos en la mentira.
Considerando que el día de hoy se ha sabido de mucha información periodística errónea o también falsa y mal intencionada de frentón -también faltas de objetividad- o al menos si no hay ejemplos que ronden en el inconsciente colectivo se sospecha de ello, debido a la mediocridad profesional que abunda en la mayoría (y en las mayorías en general) , debemos preguntarnos entonces a partir de lo expuesto por Dan Guillmor, ¿Qué pasará en un futuro donde quienes difundan la información no sean profesionales, si ya los profesionales son malos? La información que no tiene un tratamiento profesional -alejado de las pasiones, de los puntos de vista particulares, de los propios gustos, de la objetividad, de la buena redacción y ortografía, calidad de imagen y sonido, etc- tiende a ser irresponsable y suele alejarse de la realidad.
Si esta sociedad que propone Gillmor sigue evolucionando por lógica debería volverse al punto en donde se debe pagar al que tiene información -sin ya la existencia del profesional-, y como lo que tiene calidad o pueda gustar a quienes paguen -sea su gusto o sea algo bueno como producto- serían pocos los que obtendrían dinero, lo cual llevaría a legitimizar cualquier medio para conseguir entregar información y considerando que no habrían estándares profesionales no habría o casi no habría comprobación de lo que se informa, entonces se podrían publicar muchas cosas no sólo irreales, sino que mentiras, calumnias y difamaciones.
Podría llegarse a la abundancia de este tipo de información, lo cual coronaría el reino de la mentira en este mundo, y se llegaría a terribles malos entendidos, donde la verdad sería como lo es hoy el dinero, propiedad de pocas manos, pero estas en cambio -en comparación con el dinero- serían manos justas, investigadoras y esforzadas.